Pagar por trabajar
Con nuestro dinero pagaremos para que los empresarios puedan seguir precarizando a placer el mercado laboral subvencionados por el Gobierno
Seguro que lo ha dicho o pensando más de una vez
durante estos tiempos oscuros: acabaremos
teniendo que pagar por trabajar. Todos nos temíamos ese final desde que
comenzó la crisis y gobiernos y empresarios aprovecharon la oportunidad para
deteriorar y precarizar el mercado laboral, dinamitar la negociación colectiva
y mantener los márgenes de beneficio a base de bajar los salarios. Ya puede
dejar de temer por un futuro tan triste y angustioso. Ahora puede asustarse
como es debido por el presente porque está pasando: hemos empezado a pagar por trabajar.
Con gran alboroto y ruido, por la vía de un Decreto ley de más de 170 páginas donde a Rajoy solo
le ha faltado legislar sobre la existencia de Dios o sobre si es mejor un coche
diésel o a gasolina, el Gobierno acaba de aprobar el programa de garantía
juvenil, el gran proyecto donde piensa gastarse los casi 1900 millones de
euros que van a girarnos desde Europa gracias al Plan de empleo juvenil europeo.
En un país donde la mitad de sus jóvenes
están o en la movilidad exterior o en el paro, la novedosa solución que se la
ha ocurrido al Ejecutivo consiste en entregar los fondos a los empresarios
y quitárselos a la Seguridad Social. Vamos a pagarles porque dejen trabajar a los jóvenes y acabaremos teniendo que
darles las gracias por dejarnos a los demás.
Por
cada joven que ni haya estudiado ni trabajado durante el último
mes que contraten, en formación o en prácticas, los empresarios se llevarán un descuento de 300 euros sobre la
cotización de la Seguridad Social. Si le pagan un sueldo de subsistencia al joven
y no alcanza a cotizar esa cantidad, podrán bonificar las cotizaciones de otros
empleados. A cambio, el empresario no
asume prácticamente obligación alguna. En teoría el contrato debe ser
indefinido pero si, pasados los seis meses que dura la subvención, despide al
joven por "causas económicas objetivas", no tendrá que devolver ni
uno solo de los euros que le hemos pagado por dejarle trabajar.
El
negocio les sale redondo. Nosotros le pagamos al empresario por darnos trabajo,
el empresario gana trabajadores a precio de saldo y despojados de cualquier
derecho que no sea producir y callar, y el Gobierno tendrá nuevas cifras para
introducir a la máquina de las estadísticas del paro a unos meses de las
elecciones. Solo perdemos nosotros.
Aunque
digan que el dinero sale de Europa,
en realidad antes salió de nuestros
impuestos. Así que, con nuestro
dinero, pagaremos para que los empresarios puedan seguir precarizando a placer
el mercado laboral subvencionados por el Gobierno, la Seguridad Social verá
caer sus ingresos, y continuará el deterioro del sistema público de pensiones
hasta que ya no quede más remedio que liquidarlo por derribo. Ya solo nos falta poner la cama.